domingo, 21 de octubre de 2012

DE CÓMO DEJE EL CIGARRILLO.



Comencé a fumar a los 12 años, en casa, mi mamá no tenía vicios (al menos eso creía yo, al paso del tiempo descubrí que mi madre ¡¡Es un ser Humano!!), mi padre es un borrachote, que siempre decía que jamás tendría el vicio del cigarrillo, eso sí, podríamos acusarlo de alcohólico, pero nunca de fumador ¡Qué maravilla!

Lo hice porque soy rebelde, porque yo no quiero hacer lo que otros me digan, pero sobre todo porque no soy borrego, porque hago lo que quiero. Hoy, después de muchos años de quemar mis centavos en forma de cigarrillos, reconozco que luego lo hacía como autómata, fumaba en las reuniones, en el trabajo o simplemente porque mi vecino más cercano lo hacía.

El día que conocí a una de las mujeres más hermosas que conoceré jamás, no me dejó acercarme a causa del cigarro, el olor le asqueaba, naturalmente por muy bella que fuera, no dejé de hacerlo, poco a poco fue cediendo, hasta que el amor le llegó, vivimos un tórrido romance lleno de todas las tonterías que se hacen por amor, menos dejar de fumar, eso sí que no.

Pero la vida depara sorpresas, dejamos de vernos algunos días por cuestiones de trabajo. Ella viajó hacia la ciudad donde estaba yo y de ahí emprendimos el regreso a nuestro hogar, la vi tomar un cigarrillo, lo encendió, y cuando pensé que me lo entregaría, simplemente se acomodó y se puso a fumar. Sí, la mujer que no fumaba a la que le asqueaba el cigarro, estaba a mi vera fumando como la que más, no dije nada y encendí el propio; al terminarlo, conversamos unos minutos de nada, tomó otro y se lo fumó. Nos detuvimos en la primera caseta de peaje y me pidió acercarla a la tiendita de ahí, compró un par de cajetillas más  y en el trayecto de Guadalajara a la Ciudad de México se terminó las 2 cajetillas y la mitad de la mía; al entrar a la ciudad, cosa que hicimos de noche fuimos directo a cenar y ahí aproveché a comentar que estaba fumando demasiado, ella con la mirada más odiosa que jamás me han dedicado, me reclamó que fumé cuando a ella no le gustaba, me quedé callado, ése día quedé tan asqueado de verla fumar que hoy no tengo ni esposa ni un buen cigarro.

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